En general se piensa en los artistas como creadores. Y, efectivamente, creamos obra.

Pero esa creación es el resultado de un pensamiento previo, de sentimientos y percepciones anteriores a la elaboración y al resultado y a la obra.

El artista, el creador, piensa y siente o siente y piensa… el orden de factores no altera el desenlace del proceso de creación.

Desde luego, estimo que pensamiento y sentimiento son los mimbres que tejen las sensibilidades de un artista y estimulan sus capacidades PARA la creación. 

La obra es el logro de la emoción, la introspección, la reflexión… incluso del sufrimiento o del gozo que se “hace carne” para ser contemplado y compartido… es el triunfo.

El arte es virtud y técnica y oficio y genio e inspiración… y el observatorio exacto de nosotros mismos, es decir, de nuestros pensamientos y creencias, de nuestros sentimientos y emociones, de nuestros amores y desamores. 

Hacemos arte sí, creamos obra… y en ese tránsito revelamos nuestras almas.  

Si alguna vez usted adquiere una de mis obras, poseerá un fragmento de mí, un latido de mi corazón.

“Piensa, luego siente la emoción del arte.”